viernes, 23 de abril de 2010

Un día no tan claro

Otra vez me estoy comportando como una lunática. Lloro sin razón, todo me molesta y no me contienen ni mi cuerpo, ni mi vida. Qué dos elementos! El cuerpo y la vida, que en definitiva, son lo mismo y a la vez, tan distintos…Como una sinfonía con notas erradas, un error en sí mismo. Lo equivocado.
Si digo que son lo mismo, es porque el cuerpo que nos transporta, lo hace durante la vida. Sin embargo…tiene que haber algo más. La vida tiene que ser algo más que esto. Mejor dicho, tiene que ser algo diferente a esto, porque más de lo mismo sería insoportable.
Todos vamos a morir algún día, es un hecho. Todos nos vamos a deshacer bajo la tierra o quizás quemados, molidos nuestros huesos por los golpes cuando nos llegue la hora… ¿Por qué, entonces, yo me siento morir? ¿Por qué me siento tan poca vida, poco viva, poco muerta, masa de carne y huesos, ahora mismo? ¿Habrá llegado, entonces, la hora? ¿Será esto la muerte? ¿Una simple metáfora?
Pienso para quién escribo esto. Me respondo que para mí, pero dudo. Me pregunto desde quién escribo,… ¿Para mí, desde mí? Un círculo cerrado, vacío, la muerte. Algo habrá muerto, concluyo. Pienso ahora, que si muerta estoy o es próxima mi partida, ¿por qué me puse a escribir? ¿Por qué no elegí en mis últimos minutos, alguna otra actividad? Noto una constante: cuando vivía, también escribía. Antes quizás era más fácil; disfrutaba de las pequeñas cosas, de las flores, de los amaneceres, de los olores recordados. Ahora, muerta en vida, no veo aquellas maravillas y el mundo se ha vuelto un lugar desconocido, que tampoco me contiene, pero del que no puedo salir. Algo ha muerto, definitivamente. Si le preguntara a Nietzsche, me diría que es Dios. Y le creería, como nunca he creído. Con la tenacidad de la verdad develada, obvia pero oculta; intangible, pero innegable. Dios ha muerto, el hombre ha muerto. ¡Oh, humanidad! ¿Qué será de nosotros?
Lo bueno de morir, es que hay un mundo sin tiempo, donde el Tiempo es un recuerdo de aquel otro tiempo que supo ser mejor. En otro momento, me conformaría pensar que ya vendrán tiempos mejores. Hoy sé que no. Ha muerto la esperanza.

jueves, 8 de abril de 2010

Bicentenario

“Latinoamérica debe renunciar de una vez a sentirse condenada a esperar perpetuamente la reiteración de su descubrimiento. El verdadero descubrimiento de América será el que ella haga de sí misma, de su propia ventura y de su propio dolor, de su propio lenguaje y de su propia savia, y no el que quiera seguir viendo reflejado en los ojos del otro: conquistador, caudillo, general…”
Rodolfo Alonso, poeta

Sobre Casas vacías de Brenda Navarro

  Casas vacías  es la primera novela de Brenda Navarro (Ciudad de México, 1982). Está organizada en tres partes;   Primera, Segunda y Tercer...