miércoles, 1 de abril de 2020

A veces odio

y no me enorgullece, para nada. Al contrario, me hace sentir presa de un huracán de sentimientos intensísimos que serían capaces de derribarlo todo a su paso.
Hay días que destruyo cosas que yo misma me esfuerzo en construir: ideas, proyectos, cosas lindas. Otros, le toca barrida a las ilusiones, a sentarme de frente a mi dolor y despedazar con furia mis expectativas. No sé hacerlo de una manera pacífica.
En el proceso me raspo, me corto, me lastimo de muchas maneras. Como si quisiera llegar a algo más profundo, más auténtico. Como si por debajo de esta piel, hubiera otra cosa, algo más real de mí a lo que solo puedo acercarme.

Dice Clarice Lispector:
"Es con una alegría tan profunda. Es un tal aleluya. Aleluya, grito yo, aleluya que se funde con el más oscuro aullido humano de dolor por la separación pero es grito de felicidad diabólica. Porque ya nadie me atrapa más."

Y es odio y es dolor, digo yo. Pero será felicidad, alegría profunda.

Sobre Casas vacías de Brenda Navarro

  Casas vacías  es la primera novela de Brenda Navarro (Ciudad de México, 1982). Está organizada en tres partes;   Primera, Segunda y Tercer...