A veces me es inevitable analizar la realidad como pura geometría. Puede ser un síntoma de insanidad mental, pero qué le vamos a hacer...Uno más. En los momentos extremos, la realidad se me descompone ante mis ojos, en triángulos, cuadrados, fórmulas matemáticas...Por eso me gusta caminar sola. Así no me distraigo, y estar concentrada puede ser simplemente estar imaginando diagramas del viejo Venn, en los que pongo y saco elementos, intersecciono, uno...y luego borro todo, cuando de repente, aparece el colectivo que tengo que tomarme, o me sorprende el teléfono, rompiendo mi armonía de líneas y curvas, tan tangible y real.
Uno deja un hueco, y no puede evitar que se llene de cualquier cosa.
jueves, 15 de enero de 2015
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