domingo, 10 de julio de 2016

Rebaje

Hay un proceso en escritura que se llama desaceleración (y que para mí, debería escribirse d e s a c e l e r a c i ó n) que no sé muy bien qué es porque dejé Artes de la escritura casi antes de empezar, pero debe ser algo parecido a ver lo acelerada que estabas la semana pasada, mientras vas caminando por una calle llena de gente a paso lento, mirando las vidrieras y pensás en qué lindo cuando te sientes a estrenar el cuaderno que ahora mismo vas a entrar a comprarte en ese todo por $ 2, donde ya nada vale $ 2. Pero conseguís un cuaderno por $ 5, mientras pensás que hay un señor en ese negocio que trabaja de meter carteras en un bolso con trabita para que no le roben al local (trabaja de eso, hace eso todo el día) pero resulta que es el único que sabe el código del cuaderno en súper-oferta a $ 5.
Y salir, agradecerle, seguir caminando lento. Pasar por la esquina donde me espera el café y el cuaderno a estrenar y también la mesa que elegí con la mirada, una sobre la ventana. Y recorrer la otra cuadra, para no dejar el pucho a medio fumar. Y escuchar una risa, suelta al pasar, y que Micaela estaba como armadora y alguien le quebró los dedos. Y entrar, ir a mí mesa (mesa elegida por mí entre otras mesas con total libertad...) y postergar el café porque mi hermana no llega, y me manda mensaje diciendo que se tomó un taxi y yo le contesto que relaje porque decirle que desacelere quizás sea mucho pedir.

Sobre Casas vacías de Brenda Navarro

  Casas vacías  es la primera novela de Brenda Navarro (Ciudad de México, 1982). Está organizada en tres partes;   Primera, Segunda y Tercer...