miércoles, 29 de julio de 2009

Un día de sol

Las ganas de hacer cosas que quiero son siempre directamente proporcionales con las cosas que "debo" hacer, e inversamente al tiempo del que dispongo. Siempre es así.
Por esta razón, suelo encontrarme en laberintos y callejones de obligaciones que se cierran sobre mi, paredes de papeles que se derrumban como edificios antiguos, que me atrapan, que están por aplastarme, mientras yo simplemente juego con un globo, lo suelto y lo vuelvo a atrapar, mientras silbo alguna canción, que siempre es alegre, que siempre da ganas de bailar, mientras me digo que si me aplastaran los compromisos, que si la rutina llegara a aniquilarme y me dejara tan gris como el asfalto de ese callejón por el que camino, que si esos edificios se doblaran tanto que sus extremos se tocaran y ya no me dejaran ver el sol, que si el reloj enloqueciera definitivamente y acelerara su descontrolada marcha, y con la velocidad con la que giran sus agujitas diera origen a un viento fortísimo, que me golpeara la cara, arrebatara mi boina, inclinara todo mi cuerpo hacia atrás y tratara de llevarse mi globo, no me importaría, porque aún lo tengo en mi mano. Y brilla, tiene más colores que los que pude imaginar y a todo momento, cambia de forma. Tengo mis sueños en la mano, y si el viento sopla...nos volamos juntos.

domingo, 26 de julio de 2009

viernes, 24 de julio de 2009

...lo que sale, lo que fluye cuando no me quiero dormir

"Escribí lo primero que se te ocurra". Ok, bueno, acá estoy. Lo primero que se me ocurre es que no estaría escribiendo, o mejor dicho, no hubiera tenido estas súbitas ganas de escribir si no tuviera tanto sueño. Y también, a la vez y como complemento, si no tuviera tanto sueño, sabría sobre qué quiero escribir. Supongo que ese "no saber" tiene que ver con haber hecho un esfuerzo conciente por dejar descansar a mi cerebro, que tuvo una hiperactívidad los primeros días de la semana. Tanto es así que me dolía la cabeza, y en lugar de tomar algo para que se me pasara, pensaba que mi cerebro renegaba de su elasticidad por falta de agua, y por eso me dolía. En esos períodos, cuando los pensamientos ya son compulsivos, tengo que buscar razones para dejar de pensar. Esta semana la música francesa me ayudo a no racionalizar. Puede ser pensar en otras cosas para no pensar? también, si. Pensar en lo mucho que me gusta ponerle nombre a todos los olores, buscarle forma a la lluvia, pensar qué lindo es escucharla caer sobre el pasto, sobre la arena, sobre el agua...pensar que no me gusta que me hagan planteos cuando tengo sueño, pero tengo tanto sueño que ni me importa. Pensar...mmm, qué estaba pensando? Ese pensamiento se fue con mi bostezo. Ah! Pensar teorías sobre los bostezos, o teorías sobre los besos, o teorías sobre el origen del mundo, las plantas subacuáticas o los libros malísimos, sobre la sexualidad femenina, sobre fiestas orgiásticas, pensar teorías que a nadie le importan, y que no llegan a nada, pero a mi, me ayudan a no pensar, y no pensando que no pienso, no tengo tanto sueño...porque en definitiva, tener mucho sueño es una forma de estar borracho. Teoría a desarrollar.

miércoles, 22 de julio de 2009

...las cosas que no entiendo

"Abandonado en un sótano, sin la presencia de nadie, ya dentro de un ambiente humano, fue incapacitado para endoculturar y pertenecer a la vida social"

Y...mientras leo esto, escucho frases de mi sociedad, de mi cultura, que no entiendo. Puedo imaginarme, por ejemplo, que debe ser dificilísimo, diría imposible, hablar teniendo la lengua cubierta de pelos. Sin embargo, no puedo entender qué quiere decir cuando la gente siente frío y dice "Qué tornillo!"

Qué soy yo al final, la hija de la pavota?

No me gusta cuando la gente escribe como no habla. "Gracias por estar a mi lado!" Quién dijo eso alguna vez?


Yo, que cuando me duele la cabeza, pienso que a mi elasticidad cerebral le debe estar faltando agua...seguramente, algún problema de culturación tengo.

viernes, 17 de julio de 2009

Virtual Insanity

La palabra incontinencia está mal vista, tiene una connotación bastante negativa. No está bueno no poder aguantarse...Para la incontinencia de los niños que no controlan aún sus efínteres, tenemos pañales de todas formas y colores. Para los abuelos, también. Qué asco hablar de esto, pero todo viene de la mano, y todo tiene que ver con la mala prensa que tiene no aguantarse. Con mis amigos hablamos de estas cosas sin pudor. De todas las veces que no pudimos aguantarnos algo, y nos reimos mucho. Lo tomamos como algo natural y con humor. Pero hay incontinencias diferentes, más dañinas creo yo, y que no nos dan asco, no las miramos mal y no nos parecen un problema. Simplemente convivimos con ellas. Por qué? No lo sé. Porque no hay bozales para la gente que no puede cerrar su boca y habla sin descanso? Sin embargo, esta incontinencia, la verbal, está más socializada y hay quien la juzga, quien la justifica, quien la padece y quien ya se acostumbró. Yo, simplemente, me pregunto por qué hay gente que no puede disfrutar de la paz del silencio cuando no tiene nada inteligente para decir. De la misma forma, hay gente que no me entiende cuando me quedo horas callada. Y me habla, me habla, me habla, para sacarme como con una sopapa palabras que no voy a decir, como si fuera un error no hablar, como si algo estuviera mal.
Ahora hay otro tipo de incontinencia: la virtual. Y antes de seguir, me declaro culpable: soy demasiado clásica, demasiado conservadora y demasiado cabeza dura. De todo eso, culpable. Sin embargo, aunque uso internet, (qué clase de ilusión óptica sería este blog si no lo hicera...?) hay muchas cosas sobre las que no se como reaccionar y me termino enrroscando en un código binario, en negros o blancos, ceros y unos, y no puedo encontrar los grises. Me quejo por internet de la incontinencia virtual, si. Asi de contradictoria soy, también. Porque creo que hace falta más responsabilidad, más hacerse cargo. Porque a mi, la clásica y moderna a la vez, me cuesta no pensar todo lo que pasa a mi alrededor en el hipotético caso de..."y si Internet no existiera?". Pero no puedo con esto negar que existe. Es verdad que si Internet no existiera, yo ahora en lugar de un blog, tendría otro cuaderno, uno más, porque sigo amando el papel. Si no existiera...probablemente, no habría conocido gente por facebook para ir a recitales a los que ningún amigo quería ir, un montón de cosas no hubiesen pasado. Pero tampoco tendría una casilla de mail llena de cosas que no me interesan, tampoco habría una paranoia supergeneralizada sobre la supuesta pandemia, no habría correos no deseados, spams, no habría contactos indeseables en mi msn...pero, un momento...Virtual o no, sigo siendo un ser humano. Un ser humano real que puede elegir, que como puede decir "si" o "no", también puede elegir "eliminar", "no admitir", "forwardear" y demás. Nada de esto es producción virtual, si no humana.
A veces me da la sensación de que vía web todo es menos responsable, todo se permite un poco más, todo se respeta un poco menos. No necesitamos un bozal, entonces, sino actuar con responsabilidad. Porque si hacerse pis encima, está mal visto...mandar 75 mails por día, puede ser que también. Sobre todo porque ya no importa lo que importa, se le pierde el respeto al medio y a su credibilidad. Después de recibir 10 powerpoints, 3 cadenas sobre el gobierno vs el campo, y 3 veces la falsa carta de Fernando Peña a D´elia, lo más probable es que si alguien manda una cadena importante, pidiendo algo real, lo más probable es que pensemos que es una más, y la borremos.

Futures made of virtual insanity now...cantaba Jamiroquai hace algunos años. Y si.

jueves, 16 de julio de 2009

miércoles, 15 de julio de 2009

Introspección positiva

Hacía mucho que no despuntaba mi vicio de sentarme en un café a escribir. Mis propios cafés literarios...Lo hacía bastante seguido cuando tenía mucho que pensar, lo hice durante casi todos los mediodías de los meses que duró mi introspección. Hoy, sin embargo, tuve ganas de reencontrarme con ese viejo hábito, dejar un poco las responsabilidades de lado y sentarme a tomar un café conmigo misma.
Hoy es uno de esos días donde hay mucha actividad volcánica a mi alrededor y yo...estoy en la burbuja. En ese lugar de la mente en el que la producción no es tangible, donde se piensa mucho, pero se aparenta no hacer nada.
Estuve mucho tiempo así, y cada tanto, me agarran ganas de meterme en mi burbuja...sólo que hoy, por primera vez, me di cuenta de la aparente pasividad que demuestro.
Los que me conocen, saben que cuando estoy mal, no hablo y me encierro a pensar. Los que no me conocen, suelen golpear la puerta de la burbuja y sorprenderse porque nadie les contesta...
Después están los que no entienden, y patean la puerta porque sienten que tienen derecho a una respuesta diferente a " No tengo ganas de hablar ". Tienen razón, la respuesta es diferente. Falta agregarle un "con vos", porque es mentira que desde la burbuja no tengo ganas de hablar. Tengo ganas de hablar, muchas, pero también, una necesidad terrible de ser comprendida. Por lo tanto, evito hablar con quien no me va a entender. Así, cada viaje a la burbuja, me deja, al menos, un "amigo" menos. Pero paradójicamente, me deja también relaciones nuevas y otras reforzadas.
Mentiría si dijera que la introspección es negativa, no?

viernes, 3 de julio de 2009

Mirando el crepúsculo..

Hoy le doy la razón a Kundera. Hoy lo siento con todo mi cuerpo, mi memoria y mi vida entera. Hoy estoy bañada en la mágica nostalgia que cubre el crepúsculo de la desaparición. Hoy te extraño tanto, pa, que "mágico" es el mejor adjetivo que le puedo poner a este sentimiento. Si hace un año me hubieran dicho que iba a sentirme así, no lo hubiera creido. Le hubiera restado importancia, hubiera usado alguna de tus frases para reirme de lo que no puedo explicar, hubiera hecho algún comentario indignante para quien lo escuchase, que me etiquetaría de insensible en ese mismo instante.
Pero no. Lógica paradójica y acá estoy, recordándo como hace 4 meses hablábamos de tu 43er aniversario con mamá y lo jugábamos a la quiniela, como me enseñabas; sin querer, que es mejor morir viviendo como se quiere, que vivir aparentando, como se puede tratar de conservar la dignidad aunque todo nos juegue en contra, como verte así me ayudaba a cerrar otros capítulos inconclusos de mi vida. Hoy veo cuánto tengo de vos, y cuánto aprendí, de lo bueno y de lo no tan bueno. Hoy lloro porque no quiero guardarte lágrimas. Lloro sin tristeza y con nostalgia. Lloro con cariño, si es eso posible. Lloro recordándo sabores y olores. Recordándo salsas y paellas. Recordándo al hombre vestido de blanco que me hacía cortes de pelo horribles! Recordándo cómo me sacaste el miedo a la línea A del Subte, como dejé de asustarme de que las luces se apagaran...sabía que después de eso venían paseos largos y muchas palomas en Plaza de Mayo. Recordándo tardes de mesa, cartas y porotos. Recordándo películas. Recordándo a Caloi en su Tinta. Recordándo cómo se cocina un pulpo. Recordándo el millón de veces que me enojé con vos, con tu vida y tus elecciones. Recordándo el café de los Beatles, nuestra discusión, tu forma tan particular de pedir disculpas. Tu forma limitada de demostrar afecto, tu ilimitada capacidad de adaptarte a todo, mi eterna búsqueda para descubrirte más. Sola, como siempre, sigo tratando de descubrirte. Hoy lloro para recordar, lloro porque no quiero olvidar.

Sobre Casas vacías de Brenda Navarro

  Casas vacías  es la primera novela de Brenda Navarro (Ciudad de México, 1982). Está organizada en tres partes;   Primera, Segunda y Tercer...